Después de un accidente cerebrovascular es común que la persona sufra alteraciones en el habla y tenga problemas para comunicarse con los demás.

Algunos se recuperan a los pocos meses del accidente, aunque se ha estimado que en un 60% de los casos las alteraciones pueden permanecer durante más de 6 meses.

Los problemas para hablar tras un ictus surgen por daños en algunas de las áreas del cerebro involucradas en el lenguaje. Esta dificultad puede definirse como afasia, en la que se alteran varios aspectos del lenguaje (producción de mensajes coherentes, denominación, repetición de enunciados, comprensión de frases más elaboradas, lectura, escritura, etc.)

Sin embargo, también puede aparecer disartria, que se refiere a problemas motores para producir los sonidos del habla.

Otra consecuencia que podría aparecer tras un ictus es la apraxia del habla. En este caso, el origen del problema son daños en el área del cerebro asociada a la planificación motora de los músculos utilizados para hablar.

Sea cual sea el tipo de trastorno que produce las dificultades, es cierto que la persona que las padece se siente frustrada, ya que es totalmente consciente del problema. Esto acaba afectando a las relaciones sociales, a la autoestima y autonomía de la persona.

Durante muchos años se ha pensado que los mayores avances en la rehabilitación del lenguaje sólo se producen en los primeros 6 meses después del ictus, dejando de observarse mejoras tras el primer año. Sin embargo, actualmente existe suficiente evidencia como para afirmar que el periodo es mucho mayor y que gran número de pacientes con varios años de evolución pueden obtener beneficios si se tratan apropiadamente (Montaner Villalonga, 2010).

Realmente lo que sucede es que los avances son más rápidos y notables en los primeros 2 o 3 años tras el ictus, volviéndose luego más graduales. Está científicamente demostrado que, si el tratamiento se lleva a cabo de manera precoz, la recuperación puede ser casi dos veces mayor a la de las personas no tratadas. También se ha comprobado que resultan beneficiosas las terapias más intensivas y prolongadas; incluso en casos de afasia crónica, después de haber transcurrido varios años tras ictus.

Es recomendable que la duración del tratamiento sea lo más prolongada e intensiva posible. En cuanto a la finalización, no existe un periodo de tiempo concreto para dar por terminada la rehabilitación. La función de la terapia no sólo es mejorar las dificultades del habla, sino mantener estos avances en el tiempo.

Es importante saber que cada accidente cerebrovascular produce daños de diferente forma en cada persona, además que cada persona es distinta.

El cerebro es plástico y se va remodelando según la experiencia y hábitos. Después de un ictus, algunas zonas del cerebro se lesionan reflejando problemas en las funciones cognitivas asociadas. Para mejorarlas o recuperarlas, la mejor manera es realizar ejercicios que trabajen los déficits. Lo importante en este punto no es hacer gran multitud de ejercicios sin supervisión, sino hacer los adecuados para cada caso. De todas formas, siempre hay aspectos que pueden mejorarse a través de la terapia para aumentar la calidad de viday autonomía de la persona. Si quieres saber más, puedes contactar con nosotros ¡queremos ayudarte!

Referencias

– Barthel, G., Meinzer, M., Djundja, D., & Rockstroh, B. (2008). Intensive language therapy in chronic aphasia: Which aspects contribute most?. Aphasiology, 22(4), 408-421.

– Intense Therapy Improves Speech After Stroke. (9 de junio de 2005). Obtenido de WebMD: https://www.webmd.com/stroke/news/20050609/intense-therapy-improves-speech-after-stroke

– Montaner Villalonga, J. (2010). Neurorreparación y rehabilitación tras el ictus. Barcelona: Marge Médica Books

– Robey, R. R. (1998). A meta-analysis of clinical outcomes in the treatment of aphasia. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 41(1), 172-187.

Recuperar el habla después de un ictus